Antía del Río Fernández, animadora sociocultural y residente en Arteixo afirma que su deseo es "que todos encuentren su lugar y estén orgullosos de vivir aquí". Tiene experiencia teatral, una habilidad que le viene de familia. Con sólo 6 años participó en una actuación callejera donde fue parte de “Alicia en el país de las maravillas”. Tres años después comenzó a tomar clases de teatro y a partir de los 16 fue ayudante en grupos teatrales independientes.
Será por su trayectoria, que en la charla que tuvimos el placer de compartir, habló claro y con firmes convicciones. Antía es también directora de eventos, apuntadora, maquilladora… “lo que haga falta, porque esta profesión requiere una implicación general tanto a nivel de conocimientos académicos, como físicos y emocionales”, destaca.
Intercambio de experiencias
Con un tono constructivo, esta profesional de 33 años,
expuso su visión sobre la importancia del intercambio de experiencias entre los
distintos colectivos de una sociedad. Quien quiera oír, que oiga…
¿Qué significa para
ti el teatro?
El teatro es para disfrutar pero además prepara y ayuda a enfrentarse
a la continua exposición a la que cada uno está inmerso a diario. Doy clases en
el Colegio Ponte dos Brozos y en Melandrainas donde a través de ejercicios
colectivos e individuales se trabaja la expresión. Pero además, colaboro con
UTACA Coruña (Unidade de Tratamento do Alcol e Condutas Adictivas) y con otras
entidades sociales.
¿Cuál es la tarea de
una animadora sociocultural?
La animación sociocultural aglutina herramientas para la gestión productiva del tiempo libre de las personas y es la guía para canalizar las ideas y propuestas con un fin creativo y educativo. Esta labor debe ser asequible para todas las personas, desde niños hasta ancianos, se trata que todos encuentren su lugar. Y para ello, es fundamental conocer a los distintos colectivos y sectores de la sociedad en la que un profesional se mueve para poder desarrollar bien su trabajo.
Y dónde tú te mueves…
En Arteixo, por ejemplo, detecto que hay una tendencia a
anclarse a lo ya conocido. Algunas veces esta línea funciona pero otras tantas,
no. Si las cosas se quisieran mejorar, habría que involucrar a la sociedad para
conocer mejor sus necesidades y gustos. Sólo de esa manera sería posible
organizar actividades de animación sociocultural que perduraran en el tiempo
pero que no fueran estancas, que ayuden a crecer y a aprender, no solamente a
pasar el tiempo.
¿Cómo se involucra a
la sociedad?
A través de convocatorias, por segmento poblacional. Tanto a
los pequeños como a la juventud, a los adultos y a los mayores. De esa manera
pueden conocerse sus apetencias y/o necesidades y, dentro de lo posible,
ofrecer actividades que sean tanto sociales como culturales y lúdicas.
Crear vínculos…
Exacto, entre, por ejemplo, personas mayores con niños y jóvenes.
Por experiencia profesional aseguro que esta relación es terapéutica para los
distintos colectivos. En Padre Rubinos, por ejemplo, realizamos eventos
puntuales con el Centro de Menores de A Coruña y a partir de distintas
actividades y la constancia de organizarlas, los jóvenes se sienten útiles y los
mayores se sienten arropados. Es un intercambio de emociones y vivencias que
crea un vínculo muy potente para ambos.
¿Se puede potenciar
esa experiencia en Arteixo?
Hay muchas alternativas interesantes para llevarlo a cabo, pero hay que querer hacerlo. Me gustaría que Arteixo, que es donde vivo y donde trabajo habitualmente, sea un pueblo más integrador. Tengo la sensación que se promueven cosas pero que finalmente se quedan a medias…las líneas de acción no se dirigen a todos los colectivos. Mi deseo es que todos encuentren su lugar, que los habitantes de Arteixo estén orgullosos de vivir aquí, de ser parte del pueblo. Porque las industrias deben existir y son bienvenidas, pero la gente que vive el día a día aquí es quien le da vida e identidad. Y quien puede hacer que cada día seamos mejores. (Para contactar con Antía conunicarse a través de [email protected])