La cultura de protección, una asignatura pendiente
Una cultura de protección implica un ambiente protector de la Infancia (capítulo 6).
El artículo 42 de la Convención sobre los Derechos del niño dice que “Los Estados Partes se comprometen a dar a conocer ampliamente los principios y disposiciones de la Convención por medios eficaces y apropiados, tanto a los adultos como a los niños”. Esto conlleva la responsabilidad de todos para promover una cultura de protección de la infancia.
UNICEF habla de la necesidad de “crear un ambiente protector para la infancia” y propone, entre otras cuestiones, propiciar un debate franco y abierto que incluya a los medios de comunicación y a los aliados de la sociedad civil a través del diálogo a todos los niveles: gobiernos, comunidades, familias y los propios niños para generar actitudes y prácticas que protejan a la Infancia.
Objetivos del Milenio
Recuerda que es difícil conseguir los Objetivos de Desarrollo del Milenio sin solucionar cuestiones relacionadas con la protección de la infancia. Por ejemplo, el matrimonio adolescente suele traer aparejado el abandono de los estudios escolares por parte de las niñas y por lo tanto impide el logro de la igualdad de género; y los niños y niñas a quienes se separa de sus madres, y en especial si se les recluye en instituciones, corren mayor peligro de muerte, lo que dificulta los esfuerzos para reducir la mortalidad infantil.
La Ley 3/2011 de 30 de junio, de apoyo a la familia y a la convivencia de Galicia recoge, en el artítulo 38 b), entre otros aspectos “Serán principios rectores de la actuación
de los poderes públicos de Galicia en el ejercicio de las funciones de atención y protección de la infancia y la adolescencia, la promoción de los derechos individuales
y colectivos reconocidos a los niños, niñas y adolescentes; También en el artículo 47 a) se habla de “la sensibilización de la ciudadanía en el conocimiento, respeto y asunción de los derechos de la infancia y la adolescencia”.
Abraham Magendzo, de la cátedra UNESCO “Educación en Derechos Humanos”, habla de que este es “un desafío impostergable”.
Educar en derechos humanos es formar al sujeto en sus derechos y es recomendable asumir esta tarea desde la infancia, lo que propicia una actitud proactiva de los niños, niñas y adolescentes en el sistema de protección.