Tolerancia Cero
La palabra tolerancia creo que no sería la adecuada en estos casos, porque cada cual, sin importar raza, color lengua, educación o fe, tiene unos derechos que no deben depender de la aprobación ajena, colectiva o individual. El respeto sería lo adecuado. ¿Quién dice que lo óptimo es nuestra educación, etnia, lengua, raza, color, religión, etc.?
Por otro lado la tolerancia tiene un sentido y significado suficientemente amplio como para que lo examinemos y tengamos cuidadosamente en cuenta. Tiene mucho que ver con nuestra educación, modales, ética y lo que antes se llamaba urbanidad, convivencia cívica y ciudadana.
La tolerancia es la capacidad de resistencia que tenemos cada uno de nosotros hacia otros y su situación particular y que a la vez está asociada con lo ya mencionado, por tanto no todos tenemos el mismo aguante, resistencia o tolerancia a las mismas cosas. A veces se enfrenta la prepotencia de los déspotas con una tolerancia razonable que ha tocado fondo, que ha llegado a su límite. Los abusos reciben como respuesta “Intolerancia”. Cuando alguien dice “Yo digo lo que siento porque soy muy sincero y claro”, para a continuación lanzar improperios contra todos y todo lo que les parece, principalmente con relación a lo y los que envidian, entonces tolerancia 0. Si menosprecian, insultan, discriminan, prejuzgan: tolerancia 0. Si maltratan de palabra y obra y sutilmente en el nombre de la cultura denigran y tratan de mutilar los derechos ajenos, eso no es más que celos y envidia que borbotea por la boca. Ante eso, tolerancia 0.
¿Qué hacer en esas situaciones? Desconectar, no andar en paralelo, cambiar de acera, dejarles en su mundo confuso lleno de complejos. Lo peor que le puede pasar a un hombre, o a una mujer, es sentirse superior como consecuencia de echar por tierra la valía real de los demás.
Recuerdo una frase de una obra de teatro donde uno de los personajes hace una reflexión a este respecto y decía “Pobre hombre, dice que se ha hecho a sí mismo, y será verdad porque está tan mal hecho por dentro como por fuera”.
Lucía Vilches