¿Hay diferencia entre la parentalidad adoptiva y la que no lo es?
Antón Mouriz, "padre adoptado" participó en una de las mesas de las
VI Jornadas: "Parentalidades contemporáneas: un proxecto de futuro" organizadas por la Asociación para la Salud Emocional en la Infancia y en la Adolescencia (ASEIA) los días 22 y 23 de marzo de 2019 en Vigo.
Habló, desde la experiencia personal, de la parentalidad adoptiva y respondió a la pregunta ¿hay diferencia entre la parentalidad adoptiva y la que no lo es?
Comenzó hablando de las grandes mentiras, como por ejemplo, que el amor todo lo puede y se centró en rasgos como:
- la parentalidad adoptiva siempre es escogida, jamás llega por casualidad
- conviven tres protagonistas: el niño, la familia de origen y la familia adoptiva
- a la adopción se llega después de vivir una pérdida: del niño biológico, del niño que se parece a tí, que tiene tus genes...
- a la parentalidad adoptiva se llega también después de un examen: el certificado de idoneidad, en el que unos técnicos te dicen tú sí o tú no
- otra característica que la hace diferente es que se llega a ella después de años de espera (la media para la adopción nacional de un bebé son 8-10 años)
- además el proceso de construcción de una parentalidad adoptiva puede también no llegar a término
- en cuestión de pareja se vive igual, no hay uno embarazado y otro no que siente diferente
A partir de aquí, Antón Mouriz se centró en tres diferencias que según apuntó "elegí desde mi experiencia personal".
La primera: el desconocimiento de la historia. No existen ni control genético, ni referentes genéticos; sí existen, sin embargo, prejuicios genéticos (si eres negro, serás bueno jugando al fútbol, si eres asiático tocarás genial el violín...) Hay una parte de la historia de los hijos que los padres adoptivos no controlan y eso hace que siempre esté presente una balanza que hay que aprender a gestionar.
La segunda: la necesidad de incorporar a la familia de origen: existe, está presente sin estar presente: por qué yo, cómo serán... Muchas veces cometemos un error, no contar la verdad, tendemos a dulcificar historias: la princesa chinesa, el rey africano... y es difícil entender si eres una princesa cómo te abandonaron. Hay que contar la verdad. Cómo los padres no biológicos integremos a la familia biológica condiciona y mucho la construcción de vida de nuestros hijos.
La tercera: la diferencia física. Hay que gestionar una diferencia extra cuando son adopciones de otras razas. Tenemos que ofrecer referentes (nuestros hijos no tienen referencia de mayores biológicos) y estar atentos a las etapas vitales en las que la diferencia es un extra. Tenemos que enfrentarnos al racismo porque existe, está ahí. Somos clasistas, racistas, lo que nos obliga también a trabajar nuestros propios prejuicios. Hay que convertirse en activista antirracista.