La medicina de la compasión: sanar en un mundo enfermo
“El hombre sacrifica su salud para hacer dinero. Luego sacrifica su dinero para recuperar su salud. Luego está tan ansioso por el futuro que no disfruta el presente: como resultado, no vive ni en el presente ni en el futuro; vive como si nunca fuera a morir, y muere sin haber vivido realmente” / Dalai Lama
Vivimos en una sociedad enferma. No debe extrañarnos, pues nosotros la hemos hecho así.
Vivimos juntos en grandes ciudades, pero estamos solos. No conocemos a nuestros vecinos, ni siquiera los saludamos. Y si alguien se nos acerca por la calle cruzamos de acera por miedo.
Tenemos trabajos estresantes y competitivos que nos generan
cada vez mayor ansiedad. Si pensamos en cómo mejorar siempre es a costa de
otros.
No hay más que salir a la calle y observar para darnos cuenta de que no tenemos comportamientos saludables. Las caras reflejan crispación y enfado. Nadie va por la calle con una sonrisa en los labios.
Nuestro prójimo se ha convertido en el enemigo. Ya no son nuestros hermanos. Lo que ellos tienen nos lo quitan a nosotros, y si el otro mejora sentimos envidia.
La unión hace la fuerza
Sin embargo, toda la naturaleza nos enseña el resultado de la cooperación. Las hormigas, los bosques, las manadas de cualquier especie nos muestran cómo la unión hace la fuerza. Nos hemos alejado tanto de ella que hemos olvidado esta lección. Y no estaría mal recordarla en estos tiempos de tribulación.
La humanidad crece si nosotros crecemos. El mundo se vuelve saludable si nosotros somos sanos. Los males de nuestra época, la envidia, el rencor, el enfado permanente, el egoísmo, nublan nuestra mente y nos impiden sanar.
Una vida sana nace de un corazón sano, libre de esos lastres. Un corazón compasivo trae alegría. Todos los que viven a su alrededor se contagian de esa alegría y sanan también. Un ser humano que ve el sufrimiento de los demás, en esta sociedad enferma, y siente compasión por ellos, es la mejor medicina.
Si miramos al otro, ¿acaso es distinto de nosotros? Todos buscamos lo mismo, todos sufrimos por las mismas cosas y todos buscamos la felicidad. Si miramos en profundidad a los demás, todos somos iguales.
La tranquilidad interior viene de buscar la felicidad de
otros. Cuanto más nos preocupamos del bien de los otros más aumenta nuestro
propio bienestar.
La medicina es la compasión. Un corazón confiado, abierto a los demás y al mundo. Ahora, precisamente ahora, cuando la desconfianza y la cerrazón reinan.