La otra "María Pita"

LEl nombre de María Pita, evoca en los coruñeses a la heroína que defendió la ciudad.

Efectivamente, todo se remonta al 4 de Mayo de 1589, cuando el almirante inglés Drake atacó La Coruña.

Los marinos de la escuadra inglesa, que atacaron por la zona de la Pescadería,  lograron derribar parte de la muralla de la ciudad, por donde pensaban introducirse en la ciudad vieja.

Cuando el alférez al mando de los invasores, coronaba lo alto de la muralla, una mujer que defendía la ciudad lo derribó, no se sabe si de una lanzada o del disparo de su arcabuz. Este hecho desmoralizó a los soldados ingleses que se batieron en retirada.

La otra "María Pita"

Esta mujer que había nacido en Sigrás en 1565, María Maior Fernández de Cámara e Pita, inmortalizada con el nombre de María Pita, fue la heroína de esa batalla, aunque otras mujeres como Inés de Ben (casada con Sebastián Fernández que murió en esa batalla) y que recibió dos heridas de bala durante la refriega que la dejaron casi ciega,  participaron muy activamente en la defensa de la ciudad.

Una vez concluida la batalla, estas abnegadas mujeres ayudaron al cirujano Diego de Salazar, a recoger los muertos y cuidar de los heridos.

Vacunación antiariólica

La otra “María Pita”, fue una corbeta de ese nombre que, hace 203 años,  protagonizó una de las mayores gestas humanitarias de la historia, cuando zarpó de La Coruña para llevar la vacunación antivariólica a los territorios ultramarinos.

Aparentemente la viruela apareció 10.000 años A.C. en el nordeste africano y ya en el 1.350 A.C., se produjo el primer brote epidémico durante la guerra entre hititas y egipcios. Frank Fenner señala que a finales del siglo XVIII, la viruela mataba anualmente en Europa 400.000 personas de todas las edades y clases sociales (en ese siglo, cuatro monarcas europeos murieron de viruela durante su reinado), y 30% de los sobrevivientes quedaban ciegos

Edward Jenner, hijo de un clérigo de Berkeley, Gloucestershire, Inglaterra, estudió en Londres con el cirujano John Hunter, y en 1.768 oyó relatar a una lechera local, que los campesinos que contraían la cow-pox, (una enfermedad vacuna) mientras ordeñaban sus vacas, no tenían problemas clínicos importantes, pero parecían quedar inmunes a la viruela humana.

Animado por el Dr. Hunter, volvió a Berkeley y siguió observando este hecho hasta que el 14 de mayo de 1.796, se decidió a inocular al niño James Phipps, con linfa tomada directamente de las vesículas variólicas de la mano de la lechera Sarah Nelmes, publicando sus experiencias en 1.798.

El

descubrimiento de Jenner se difundió rápidamente en el mundo occidental, siendo

la localidad catalana de Puigcerdá en donde en el año 1.800, el Dr. Francisco

Piguillén la administra por primera vez en España.

La viruela se había convertido en un gravísimo problema sanitario en Hispanoamérica. Solo en México, según el historiador William McNeill, el virus de la viruela había reducido la población de 25 millones de habitantes en el año de 1.560 a apenas millón y medio en el 1.640.

En 1.802, se conoció la existencia de una epidemia grave de viruela en Lima y Bogotá, por lo que el rey Carlos IV propuso preparar una expedición para llevar en barco, vacas con cow-pox y niños que no hubieran padecido la enfermedad para vacunarlos de brazo a brazo durante el viaje. En esta decisión real, influyeron decisivamente los cirujanos reales Antonio de Gimbernat, Ignacio Lacaba, y Leonardo Galli, además del médico venezolano, José Felipe Flores, consejero real en materias sanitarias.  

El 1º de Septiembre de 1.803, el Rey Carlos IV de España (uno de cuyos hijos había muerto de viruela), emitió un edicto dirigido a todos los funcionarios y religiosos de sus dominios de Asia y América, anunciando la llegada de una expedición de vacunación y se ordenaba vacunar gratis a todos los ciudadanos, enseñar la preparación de la vacuna antivariólica en todos los dominios ultramarinos y organizar juntas municipales de vacunación para llevar un registro de las vacunaciones realizadas y mantener suero con virus vivo para vacunaciones futuras.

El 30 de Noviembre de 1803, zarpa del puerto de La Coruña, la corbeta María Pita, llevando hacia América como director de la expedición, al médico alicantino Francisco Javier de Balmís y Berenguer que había obtenido su título de bachiller en Medicina en Toledo en 1797,  y como subdirector al Dr. José Salvany Lleopart, con la misión de vacunar a los habitantes de la  América española. La vacuna viajó en los cuerpos de 22 niños de la casa de Expósitos de La Coruña al cuidado de Isabel López Gandalla, inoculando con la linfa de una pústula a un niño tras otro, en un sistema único de relevos, para que el virus llegara activo desde la Coruña hasta los puertos americanos.

La María Pita llevaba además, cientos de  ejemplares del “Tratado Histórico y Práctico de la Vacuna” de Moreau, para su distribución en las principales ciudades americanas.  De La Coruña, el barco recaló en Tenerife, donde de los dos niños vacunados hasta el momento, se pasó la vacuna a cientos de personas, antes de seguir su viaje rumbo a Puerto Rico, adonde llega el 9 de Febrero de 1.804.

 El 12 de Marzo de ese año, la expedición llega

a Puerto Cabello en Venezuela, se vacunan cientos de niños, y siguen las

vacunaciones en Maracaibo, Valencia y Caracas. Sigue viaje luego al puerto de

la Guaira, donde, después de dos meses de intenso trabajo,  la expedición se divide en dos frentes:

Salvany se dirigirá al resto de América del Sur, y Balmís que se dirigió a

México, América central y Filipinas. El filólogo venezolano Andrés Bello dedicó

una oda al gobernador español, por ser el instrumento que liberaría a Venezuela

del flagelo de la viruela: “Sí, Venezuela exenta del horrible azote

destructor, que, en otro tiempo sus hijos devoraba, es quien te envía por mi

tímido labio, sus acentos”.

El grupo encabezado por Balmís llega el 27 de Mayo de 1804 a La Habana y crean la Junta Vacunal. Tras otros siete días de navegación llegan a Yucatán, en México, e inician programas de vacunación en Sonora, Chihuahua y Texas. Tras dejar México la expedición siguió rumbo a Filipinas, a donde llegan el 7 de febrero de 1805. La etapa final de ese viaje se inicia en Manila, para continuar hacia Macao y Cantón en la China continental. El 15 de Junio de 1806, llegan a la isla de Sta. Elena y un mes más tarde a Lisboa y de allí a Madrid, donde terminan su viaje, después de casi tres largos años de su increíble periplo.

Mientras tanto, la expedición dirigida por Salvany, zarpa en el buque San Luis, llega a Cartagena de Indias el 24 de mayo de 1804, vacunan la población y siguen hacia Santa Fe de Bogotá, donde llegan el 18 de Diciembre de ese año. Siguen hacia Popayán y Quito y de ahí a Cuenca, Piura y Loja donde vacunan a 3.500 personas. Continúan viaje a Cajamamarca, y llegan a Lima el 23 de Mayo de 1806. Este grupo tuvo muchos contratiempos, incluyendo un naufragio en el río Magdalena y la muerte del propio Salvany a los 34 años de edad, en Cochabamba, el 21 de Julio de 1810.      

Otros grupos organizados por Salvany, fueron también a Bolivia y Chile (y de allí a Buenos Aires en 1805), a iniciar nuevas campañas de vacunación.

La expedición Balmís-Salvany fue probablemente el primer programa oficial de vacunación masiva realizado en el mundo.

Como señaló Manuel Fraga, Ex-Presidente de la Xunta de Galicia en un aniversario de la expedición; “todas las obras de colonización del mundo, por desgracia, tienen luces y sombras por el choque de civilizaciones. Pero si hay una luz clara que destaque en la colonización española, es la expedición de Balmís por su efecto, acierto y valentía, de dar, además, la vuelta al mundo, lo que constituye una verdadera gesta de la medicina preventiva”.

El mismo Dr. Jenner, en carta a su amigo el Rev. Dibbin el 22 de Noviembre de 1806, acotó: “No me imagino que en los anales de la historia haya un ejemplo de filantropía tan noble y tan extenso como éste”. El famoso médico mexicano Ignacio Chávez señaló: “Con esta expedición España escribió una de las páginas más limpias, más humanas, y de más auténtica civilización que se haya escrito jamás en la historia”.

El último caso de viruela reportado en el mundo, fue diagnosticado en Somalia en 1977.  La OMS declaró en 1980 que la viruela había sido erradicada del mundo. Una contribución importante para ello, fue sin duda, la expedición Balmís-Salvany, que se inició en el puerto de La Coruña  hace ahora 203 años.

Aunque como enfermedad desapareció, algunas cepas del virus de la viruela se conservan en varios laboratorios científicos, donde permanecen bien custodiadas, por si fueran necesarias para el futuro. En estos tiempos de locura humana, cuando la guerra bacteriológica es todavía una horrenda posibilidad, es mejor, como siempre, prevenir que lamentar.

Una palabra más  de agradecimiento a  mi amigo coruñés, el abogado Luis de Andrés Fernández, quien me hizo profundizar en la historia de esta expedición, y me animó a escribir el presente ensayo.

J.L.Pérez Requejo