La prudencia, clave para afrontar la salida de los niños tras la cuarentena
La prudencia es la clave para afrontar la salida de los niños tras la cuarentena. Es la recomendación del doctor Joaquín Martínez Valente, quien nos recuerda que los niños experimentan la realidad a través de las emociones que observan de los adultos.
Además este psiquiatra especialista en desarrollo Infanto-Juvenil, apela “a la conducta de los padres y a buscar la prudencia como eje” para afrontar la salida de los niños tras la cuarentena y propone darle explicaciones sencillas antes de salir a la calle.
También señala que “tenemos que tener en cuenta que nos enfrentamos a una situación inédita” y, por tanto, no hay una evidencia científica que respalde las actuaciones, pero sí puede haber unos “conceptos que debemos tener presentes”.
El primero consejo es el que “es imposible generalizar” ya que las edades de los niños varían en cada caso.
Hay que tener en cuenta, apunta el especialista, que “los niños experimentan la realidad, en cierto grado, a través de las emociones que observan en los adultos que son importantes para ellos; si mi madre o mi padre me transmiten alegría y confianza yo me enfrentaré a la realidad con esas emociones básicas; si, por el contrario, observo en mis padres miedo o alarma la experiencia que tendré será muy diferente”.
“Creo que esto vale para cualquier edad, aunque será más importante cuanto menores sean los niños”
doctor. Martínez Valente
A medida que la edad del niño sea mayor, “a las emociones debemos añadir explicaciones que apuntan más a la razón”, y estas explicaciones “tendrán que adecuarse a las distintas edades y grado de maduración del infante”.
En este sentido recomienda “adecuar la información que le damos a las necesidades del niño y éstas se manifiestan por las demandas que hace y lo que le puedan tranquilizar nuestras explicaciones”.
La prudencia es la clase
Por ejemplo, cuando un niño muy pequeño le pregunta a sus padres de donde vienen los niños “le podemos responder ‘de la barriguita de mamá’; a edades muy pequeñas esta información puede ser suficiente y dejarles satisfechos, pero si son algo mayores probablemente nos pregunten ‘¿y cómo llegan ahí?’ lo que nos obligará a ir ampliando y matizando la respuesta.
“La idea es dar la información necesaria para que pueda procesarla según su edad y grado de maduración, una información escasa generará mayor demanda de la misma, demasiada información que no pueda procesar adecuadamente lo abrumará”, explica el psiquiatra.
Explicaciones sencillas y límites serenos pero firmes
El Dr. Martínez Valente recuerda que “los adultos también nos vamos a enfrentar a una situación nueva, deseamos salir a la calle con nuestros hijos, pero tenemos miedo de lo que pueda pasar; lo que más va a influir sobre nuestros hijos es como manejemos nosotros, como adultos, nuestras propias emociones”.
Sin embargo, en el caso de los niños puede haber más problemas ya que su tendencia natural será la de buscarse entre ellos, socializar, explorar y jugar con todo, y -reconoce- “esto sea lo más difícil de manejar para los adultos”.
Ante esta situación, el Dr. Martínez Valente propone “darles alguna explicación sencilla antes de salir, controlar a los niños en la calle sin agobiarlos; y poner de forma serena pero firme los límites que sean adecuados en cada situación”.
“Los niños pueden sentir cierto grado de frustración al ponerles límites, pero aceptarlos forma parte de la educación y maduración de nuestros hijos” recuerda el psiquiatra; y añade que, en muchas ocasiones, “tenemos más dificultad los padres en tolerar la frustración de nuestros hijos que ellos mismos, y esto es lo peligroso”.
“En resumen, explicaciones sencillas y adecuadas a la edad, no tener miedo a poner los límites que sean necesarios ni a las reacciones de los niños (su capacidad de adaptación y tolerancia a la frustración es muy elevada), pero, lo más importante, que los adultos que los acompañen sean capaces de controlar sus propias emociones (miedos) y tolerar las frustraciones de los chicos”, añade.
La importancia de los adultos de referencia
En este mismo sentido, recuerda que “en la medida que los adultos seamos capaces de controlar nuestras emociones (miedo, rabia, tristeza, incluso una alegría desmedida) y por tanto controlemos nuestra conducta, ayudaremos a nuestros hijos a ‘modular’ sus propias emociones y podremos extraer alguna enseñanza positiva incluso de una experiencia tan aterradora”.
Por último, el doctor. Joaquín Martínez Valente propone que “ante una situación desconocida como ésta, yo apelaría más a la conducta de los padres y buscaría como eje de la misma la prudencia; a los padres más despreocupados, ¡Cuidado!; y a los padres más temerosos, ¡Confianza!”.