“Los personajes no son héroes ni villanos, reaccionan de formas humanas a situaciones extremas”

Ávida lectora y escritora, Rebeca Escribano se lanzó a su primera experiencia en el mundo de la literatura como autora con ‘El miedo de los esclavos’. El personaje de Jack, un joven de 16 años, es acusado de asesinato y condenado a la esclavitud. Abandonará su condición de persona para pasar a ser un objeto sin pensamientos ni sentimientos. El reino Riemfer y la casa de su amo, Ramiel Roizeron, serán su lugar de confinamiento. Ramiel conocido como “El Conde Loco”, es un hombre sádico que adquiere esclavos para torturarlos, asesinarlos y retratarlos en cuadros. Además de los golpes, Jack sufrirá en su interior, “pasa de ser alguien con todo el futuro por delante a no ser nada y se plantea muchas veces el suicidio”.

La primera parte de la saga de los esclavos es una concepción de la esclavitud más allá de estar privado de libertad. “Realmente todos son prisioneros”, de una manera u otra. El miedo de los esclavos es una novela de fantasía con “mucho componente de realismo” y nos lleva a un debate continuo entre la bondad o la maldad, la empatía por un asesino o la fascinación por un personaje sádico como el conde.

¿Tenías miedo de enfrentarte al lector? No es un proceso fácil. Cuando te pones a escribir es como ponerte ante un espejo diciendo todos lo malo que te puede pasar por la cabeza. Realmente no es así, para las escenas agónicas me tuve que documentar porque no hay mente humana capaz de imaginarlo que esté cuerda. Es un proceso en que te desnudas a ti misma y tienes miedo a que alguien te diga que es una basura. Tenía esa historia en la cabeza que me perseguía en sueños y tenía que sacarla.

¿Qué ha sido lo más difícil? Conseguir que una editorial apueste por ti. La auto publicación no es un mal plan pero en España la gente opina que si te autopublicas es porque la obra es tan mala que nadie te quiere publicar y así no se puede crecer. De repente, alguien apuesta por ti y se ve la luz. Estoy enormemente agradecida a Ediciones Mouse.

¿Por qué una saga sobre esclavos? Cuando era pequeña me fascinaba el Conde de Montecristo, alguien inocente privado de su libertad. No es tan horriblemente traumático el hecho de que te encierren sino el no ser considerado, no tener ni pizca de futuro. Realmente todos son prisioneros. No sólo Jack o Leví, Armelle es prisionera de un matrimonio que le impide avanzar y Ramiel prisionero por su propio pasado.

Es una novela de fantasía pero ¿Riemfer podría ser una realidad? En un universo paralelo podría darse. No hay magia, elfos ni dragones. En fantasía puedo crear los reinos y las normas que me dé la gana. Tiene mucho componente de realismo, los personajes no son héroes ni villanos, todos reaccionan de formas muy humanas a situaciones muy extremas.

¿Cómo se crean los personajes? Salen solos, es como si ya estuvieran allí. Jack no podría estar solo, necesitaba a un acompañante y decidí crear a Leví, un esclavo cobarde que sobrevive a través de trucos muy básicos. Cuando escribí estaba de muy buen humor para escribir sobre la vida de un esclavo y salió el tono del personaje, es muy moderno, sarcástico y optimista. Una vez que tienes el tono se desarrollan solos.

El Conde Loco le fascina a mucha gente, ¿nos gusta la maldad en la ficción? No hay ningún personaje que sea bueno del todo. Jack es un asesino e imprudente. Está en la adolescencia y no entiende que en el momento en que le ponen el brazalete deja de ser una persona para ser un objeto a todos los efectos. Los objetos no tienen sentimientos ni pensamientos propios. Leví, el otro esclavo, es también un asesino, un cobarde sin ética ni moral. Ramiel tiene un matiz de erotismo, es guapo, rico, culto y puede permitirse ser malvado y machista.

Hay también dos mujeres en la trama, ¿qué papel juegan? Son radicalmente opuestas. Noeux tiene muy poco valor sobre sí misma, su vida es contentar a su amo. Armelle es una mujer feminista en un contexto medieval. La han casado siendo muy joven con un hombre que no tiene ninguna intención en mantener un matrimonio. Se casó bajo ciertas pretensiones políticas porque Ramiel es el cuarto heredero a la corona, piensa que si juega bien sus cartas podría ser reina. Armelle es la rueda que hace girar toda la trama de acontecimientos que van pasando.