“El trabajo de los Guardas de Campo no tiene horarios”

Miguel Ángel Naya es uno de los Guardas de Campo gallegos y advierte que los senderistas y deportistas sólo deben utilizar caminos públicos
Guardas de campo en Galicia
photo_camera Miguel Ángel Naya, es el presidente de la Asociación Gallega de Guardas de Campo

Miguel Ángel Naya, vecino de Arteixo, es el presidente de la Asociación Gallega de Guardas

Miguel Ángel Naya es presidente de la Asociación Gallega de Guardas Particulares de Campo. Está en activo desde 1987. Pero, además, en su historial de servicio público figura el de miembro de Protección Civil de Arteixo desde 1984 y jefe del cuerpo desde 1987 hasta 1990.

No ha parado de trabajar tanto en vigilancia privada para particulares como a través de contratos con cotos de caza y con cofradías. “Este trabajo no tiene fines de semana. Tiene que gustar mucho porque hay que estar disponible siempre”, asegura.

Por su trayectoria de más de tres décadas Miguel explica que “la costa es más sencilla de controlar. El rural es bastante más complejo. Pero, en cualquier caso, la figura el Guarda se debe hacer respetar. Nuestro trabajo es hacer cumplir las leyes y velar por la seguridad de las personas, de las propiedades y de las especies que pueden capturarse cada año. Al mismo tiempo, debemos velar por los propietarios que suelen ceder sus terrenos para organizar los cotos. Y, además, controlar y advertir a los vecinos y visitantes del rural que no se puede circular por cualquier espacio. Hay que transitar por caminos públicos”, agrega.

Vigilar y proteger

Los territorios cinegéticamente ordenados (Tecor) son aquellas áreas del territorio gallego susceptibles de aprovechamiento de caza y que hayan sido declaradas como tales. Ello se establece en le Resolución de la Consellería de Agricultura, Ganadería y Montes y en las que la población cinegética ha de estar protegida y fomentada, aprovechándose de forma ordenada.

Por ello, Miguel Ángel nos informa que “cada coto de caza tiene distintos planes de actividad que en principio se establecen de forma anual. Pero pueden variar de un año a otro dependiendo de la población de especies existentes”.

No obstante, desde el valor del trabajo de los Guardas destaca: “Es importante distinguir entre caminos y desbroces puntuales que se pueden realizar para que los cazadores los utilicen en los cotos. También existen cortafuegos para casos de incendio. Esos senderos no se deben utilizar para paseo ni para realizar deportes. En el monte, sólo es seguro transitar por caminos públicos”, enfatiza.

Cotos de caza

Existe un solo coto de caza en todo Arteixo y el período de descanso en general es entre mayo y junio. Quienes están en primera línea de vigilancia y atención son los Guardas. Luego pueden intervenir agentes de Medioambiente, el SEPRONA perteneciente a la Guardia Civil y finalmente la Policía Autonómica.

“El jabalí, más común en Arteixo, es una especie salvaje y por ello, las personas deben ser prudentes y no entrar al monte. Allí es fácil desorientarse y el riesgo aumenta. Siempre deben utilizarse los senderos públicos, insiste Miguel Ángel Naya. También agrega que “el senderismo o ciclismo nocturno no está recomendado. Porque, aunque en línea general las especies salvajes que existen en Arteixo no atacan a los humanos, siempre puede haber riesgos”.

La asociación

La Asociación Gallega de Guardas Particulares de Campo nació legalmente en 1999 luego de dos años de organización. Uno de sus primeros objetivos fue dotar de uniformes y material especial a todos los asociados. Pero también, ofrecer formación continua y habilitar líneas de diálogo con las distintas Fuerzas de Seguridad, en especial con la Guardia Civil.

Hoy en día la entidad cuenta con Guardas de las cuatro provincias gallegas y delegaciones en todas ellas. Asimismo, está presente en negociaciones de las principales leyes que afectan al sector. Esta profesión se enmarca dentro la categoría de seguridad privada. Ejerce las funciones de vigilancia y protección de la propiedad en las fincas rústicas, terrenos cinegéticos, establecimientos de acuicultura y zonas marítimas protegidas con fines pesqueros.

“A inmensa maioría dos cazadores, dos mariscadores ou incluso dos bañistas nas praias, teñen o Garda de campo coma unha referencia. Alguén que vixía polo cumprimento das normas, pero tamén alguén ao que pedirlle axuda para resolver calquera problema. Isto énchenos de orgullo. O bo cumprimento do deber é a nosa maior satisfacción”, afirman desde la asociación.