Primer mes año cero

Esperar, esperar, siempre esperar ¿Os suena a algo? Pasamos la mayor parte de nuestra vida esperando; un nacimiento, la primera palabra, el primer paso, el colegio, el amor... la muerte...

teresa-webEsperar, esperar, siempre esperar ¿Os suena a algo? Pasamos la mayor parte de nuestra vida esperando; un nacimiento, la primera palabra, el primer paso, el colegio, el amor... la muerte.

La historia de un pueblo se crea con la vida de un grupo de personas, que esperan en un mismo punto geográfico.

No importa si son del norte, del sur, del este, o el oeste. La esencia de todos, es creada con la espera.

 Llevamos tiempo esperando ”EL FIN DEL MUNDO”.

No nos paramos a pensar, qué hay de cierto; alguien, con una facilidad innata de convertir en oro todo lo que toca, manipula, tergiversa, ridiculiza una de las mayores cultura Precolombinas, utiliza ese gran legado del pueblo Maya, para crear documentales, películas, artículos catastrofistas; nos da carnaza y nosotros, como carroñeros, la tragamos, digerimos... mientras esperamos.

Paseando por este mi pueblo adoptivo y prestando la justa atención, rozando casi, a veces, la mala educación, escucho opiniones para todos los gustos, y, entre tanta insensatez, estupidez... seguimos esperando.

Es curioso darse cuenta, de cómo dependiendo del círculo en el que te muevas, cambian, tanto las opiniones, como la acciones.

Si paseamos por el parque llamado “DE LOS PATOS”, y, nos acercamos a la iglesia, en día y hora de culto, veremos personas ataviadas, con sus rancias o pomposas ropas, donde sus conversaciones giran en torno a la mala herencia dejada por Zapatero; y como este gran partido, con su alcalde, en este mi pueblo adoptivo, a la cabeza, intenta paliar la masacre de los recortes en pensiones, el pago de medicamentos y la falta de servicios asistenciales, con una comida gratuita, a esa parte de la población jubilada (escribo parte pues: dependientes, encamados enfermos de cualquier demencia, no podrán asistir).

ESPERAMOS.

Si cambiamos el paseo, nos acercamos a la calle, donde se encuentran los Servicios Sociales; veremos, a no menos gente que en el caso anterior, pero, sus ropas diferentes a las anteriores, no son lo que más llama nuestra atención. Esas miradas vidriosas, ese rictus en sus caras, las manos entrelazadas, muchas de las veces para evitar el temblor, despiertan la curiosidad, la compasión, nos anima a acercarnos, incluso a subir las escaleras al segundo piso, si nos sentamos cerca, escuchando, prestando toda la atención que las emociones nos permiten, saldremos entristecid@s, rabios@s, coléric@s... dañad@s, muy,dañad@s.

Seguimos esperando.

Las navidades han pasado, empezamos un nuevo año, hicimos propósito de cambios, intentamos cargarnos de energía positiva, nos besamos, abrazamos, brindamos, reímos... lloramos.

Primer mes del año cero, no hubo fin del mundo, no se hundieron los continentes, no entraron en erupción los volcanes, no nos tragó la tierra.

Pero es bueno pensar que algo si murió: la pasividad, la insolidaridad, el egocentrismo, y que este,mi pueblo adoptivo,deje de esperar.

María Teresa Camacho Díaz