Un nuevo Dépor a falta de retoques

El Teresa Herrera siempre sirve de final de pretemporada para el Dépor y, en este caso, no ha sido diferente. El segundo fin de semana de agosto se disputaba en la ciudad herculina uno de los Trofeos estivales por excelencia. El Depor, tras la reciente destitución de su exentrenador, Fernando Vázquez, incorporaba a su plantilla a Víctor Fernández, el cual no demostró gran cosa en este final de verano y principio de temporada...

deporEl Teresa Herrera siempre sirve de final de pretemporada para el Dépor y, en este caso, no ha sido diferente. El segundo fin de semana de agosto se disputaba en la ciudad herculina uno de los Trofeos estivales por excelencia. El Dépor, tras la reciente destitución de su exentrenador, Fernando Vázquez, incorporaba a su plantilla a Víctor Fernández, el cual no demostró gran cosa en este final de verano y principio de temporada.

Tal vez sea por el rencor de esa destitución injusta, pero alguien que ha dado todo porque el equipo subiera a primera división, se merecía ver y entrenar a ese equipo que vio ganar y crecer.

Aún así, toca darle una oportunidad al nuevo entrenador. Por lo pronto, el Teresa Herrera, me dejó un poco indiferente. La final, entre el Sporting y el Deportivo, no fue una final con todas las letras y todo el prestigio que se merece. Vale que tampoco es que se que se quedasen parados en el campo viendo como las gaviotas sobrevolaban el estadio, pero incluso, el Sporting hizo más que el equipo de la ciudad, a pesar de que el equipo herculino ganase por un fallo de despeje del sportinguista Álex Serrano.

El Sporting en el primer tiempo se mostró descarado, dominando incluso el juego por momentos. Sabiendo bien lo que hacían y en el orden adecuado. De hecho, la sensación de peligro era mayor en área de Fabricio que en la de Cuéllar.

En el segundo tiempo, el arranque y fuerza siguió siendo de los asturianos, con varios tiros a portería sin éxito por parte de diferentes jugadores. Lo que sí, poco a poco, los de Víctor Fernández empezaron a despertar de su letargo, intentando sentenciar Fariña en un cabezazo que envió fuera y luego Wilk que desaprovechó una gran oportunidad.

Como ya tenían el Trofeo en el bolsillo, los del equipo local se limitaron a controlar la ofensiva. Con este ya van dieciocho trofeos de los treinta y seis que ha disputado en el torneo.

Y como todo lo bueno, también hubo un sabor agridulce. El pasado 23 de agosto empezaba la Liga contra un Granada que no se dejó avasallar. El Dépor prometió alegrías durante los primeros minutos de su vuelta a Primera, pero luego quedaron visibles las debilidades que aún tiene. Aún está en proceso de convertirse en lo que era y aunque la propuesta sea buena, falta desarrollarla en algunos puntos.

Ahora habrá que esperar a las siguientes jornadas. Pinta bien, pero tal vez haga falta un pincel más fino para hilar bien.