Las redes sociales quisieron que conociéramos a Damián.
Damián Tuset es un vecino de Arteixo que el pasado mes de octubre recorrió Cuba en bicicleta. 1.470 kilómetros, en solitario, desde Santiago de Cuba hasta La Habana. Una experiencia que le hemos pedido que compartiera con todos los lectores de El diario de Arteixo.
P- Cuéntanos cómo la vida te ha llevado a hacer este viaje
R- Siempre he hecho deporte; desde hace cinco años pertenezco a Jarnachas, una asociación deportiva interesada en todo tipo de deportes de naturaleza. En grupo he viajado ya por otros lugares, lo que me ha ido enganchando al cicloturismo que reúne mis cinco grandes pasiones: viajar, el deporte, la aventura, el bricolaje y la historia.
P- Por qué en bicicleta
R- De toda la vida me han gustado los deportes sobre ruedas; pero la bicicleta te permite vivir la vida a 15 kilómetros por hora, no perderte lo que significa contactar con la gente local, saber cómo vive, compartir con ellos su día a día
P- Cómo te has preparado
R- Este es mi primer viaje en solitario, pero antes crucé España, Marruecos, Holanda, Bélgica… Incluso uno de estos viajes lo hice con mi padre. Mi compañero al final no pudo venir y fue toda una experiencia que me marcó mucho. Conocí otros países pero también conocí a mi padre…
En esta ocasión crucé Cuba en solitario porque mi compañero en el último momento me dijo que no podía venir por problemas personales; tenía el billete comprado y me decidí a viajar solo.
P- Qué es lo que más te engancha
R- Lo que me obliga a salir del paso. Tienes que saber automedicarte, de mecánica, saber orientarte, desarrollar la empatía para tratar con la gente que te vas encontrando por el camino. Es una cuestión de conocerse a uno mismo, de saber hasta donde puedes llegar, porque estás solo, no tienes al lado a nadie que tire de ti. En algún momento se me pasó por la cabeza la idea ¿y si me encuentro mal? , y ¿si me paso algo? Pero superé este miedo.
P- Cuál ha sido tu equipaje
R- Una bicicleta y 30 kilos de peso. “A veces no podía con el alma”. Me faltó mucha disciplina para levantarme por las mañanas. Hubo días en que me vi apurado par que no me cogiera la noche en el camino. Porque además no llevaba etapas preparadas, la verdad que cada mañana no sabía a donde ir, me gusta la improvisación, no saber dónde voy a comer ni a dormir.
P- Dónde dormías
R- En casas particulares. En Cuba hay casas arrendadoras de divisas. Son casas particulares en las que convives mientras estás en ellas, incluso ayudas en las tareas domésticas. Se trataba de conocer Cuba desde dentro, como si fuera un cubano más. Estuve 15 días pedaleando, 3 días en La Habana y 2 días en Santiago de Cuba callejeando con la bicicleta. También hice una etapa de descando, en Trinidad, un lugar patrimonio de la Humanidad. Aproveché para reorganizarme y aventurarme en los últimos 500 kilómetros.
P- Qué descubriste de ti mismo
R- (Se lo piensa)… Siempre leí libros de aventuras, pero aventurarme me daba miedo. Pero si pones pasión, entrega y ganas, todo se puede. Y aprendía a respetar aún más a las personas, a aceptarlas tal y como son.
P- Qué hiciste cuando volviste
R- Pues como cuando uno vuelve de un viaje de Boda, enseñarle las fotos a todo el mundo (se ríe). Poco a poco vas volviendo a la realidad.
P- Hubo algo que llevaste mal
R- Dejar a mi madre intranquila…
P- Tu próximo sueño
R- Cruzar América o dar la vuelta al mundo, pero tal vez “sea mucha aventura”
P- Con qué te quedas de Cuba
R- Con que a pesar de lo poco que tiene la gente, tienen de todo. Familias con cartilla de racionamiento te ofrecen lo que tienen, lo que son.
P- De qué color dirías que es Cuba
R- Verde y turquesa, como el color de sus aguas caribeñas; el interior es muy, muy verde
P- Cuál es su mejor hora
R- Cuba es impresionante al atardecer, al ir pegado al mar las puestas de sol son irrepetibles. La mejor, la que vives sentado en el malecón en La Habana.
P- A qué suena y a qué sabe Cuna
R- Al ruido de los coches y camiones soviéticos que echan un humo infernal. Y a ron y a salsa. A revolución, a autenticidad, a tabaco...