No me importa qué es lo que motivó al gobierno de España a ofrecer cobijo a casi 700 personas que andan de aquí para allá por un mar que tiene poco de apacible, pero menos apacible es el país del que huyen. Escapan por su vida y Grecia e Italia le niegan socorro. Me siento muy complacida de la decisión de este país, que por cierto, siempre ha mostrado su solidaridad en ayuda humanitaria y personal en catástrofes naturales, sin importar la distancia.
Puede ser que haya muchos países europeos que se crean superiores porque su estado económico social sea más importante, pero algunos de ellos están demostrando una gran carencia de solidaridad, empatía y bondad humana. España tiene un gran mecanismo de socorro humanitario en el sur al que pocos países tienen en cuenta. El Mediterráneo es la vía de escape de los afligidos por las guerras, el hambre y la persecución ideológica, religiosa o política, que se está llevando a cabo en zonas que se tienen por modernas y civilizadas, como por ejemplo Rusia y su campaña de persecución a grupos cristianos por el solo hecho de disentir de la religión afín con el estado, la Ortodoxa Rusa.
Este, nuestro país, del que algunos reniegan, es acogedor y tiene conciencia para el dolor ajeno. Los niños siempre nos tocan el corazón, pero pienso en esos padres que los han embarcado para salvar sus vidas, esta es la historia de la humanidad, los padres se sacrifican por sus hijos con tal de salvarles la vida, ocurrió en la España de la guerra civil. Estoy contenta y orgullosa de esa decisión del gobierno español y en particular de Valencia que está esperando a estas almas desesperadas que solo quieren vivir en paz. Espero que un día, si puede ser no muy lejano toda la humanidad reaccione de tal forma que se acabe la perversión y corrupción que causa tanto sufrimiento.
Gracias por la iniciativa y por todo el voluntariado que lo va a hacer posible. UN GRAN APLAUSO.
L. VILCHES.