¿Hacer deporte contrarresta los efectos del tabaco?
Pues no, tabaco y deporte son enemigos directos. Así que si todavía crees que el hecho de practicar deporte contrarresta los efectos del tabaco en los fumadores estás confundido.
Muy lejos de ser verdad, este mito se ha mantenido vivo entre la sociedad a lo largo de los años. Y es que si nos ponemos a comparar la capacidad física de un fumador que no practica deporte frente a un fumador que sí lo practica, obtendremos un mayor rendimiento en el segundo, pero los daños ocasionados por el tabaquismo serían similares.
Y, ¿qué ocurre al organismo de un fumador mientras practica
ejercicio físico?
- Falta de oxígeno en sangre
El ritmo cardíaco aumenta con la intensidad del ejercicio y con él la demanda de oxígeno en los músculos; el monóxido de carbono que contienen los cigarros, se une a la hemoglobina (transporte de oxígeno) de la sangre desplazando al oxígeno y formando carboxihemoglobina. De esta manera no puede satisfacer con suficiente cantidad de oxígeno al músculo cardíaco, que si está afectado puede desencadenar con un ataque cardíaco (angina de pecho, infarto de miocardio o arritmia cardiaca fatal o no).
También la nicotina actúa sobre las plaquetas (elemento de la coagulación) provocando aglutinamiento de éstas, con la consiguiente formación de coágulos, que al estar afectadas las arterias coronarias puede provocar un infarto de miocardio.
- Estrechamiento de los vasos sanguíneos
Hace que el bombeo de la sangre desde el corazón hasta cada
parte del organismo sea más lento y difícil, lo que supone una presión
adicional para el corazón.
- Aumento de la frecuencia cardíaca en reposo
Los latidos por minuto que el corazón realiza cuando estamos
inactivos también se ven incrementados, y cuando se realiza un ejercicio muy
exigente, podría subir a niveles peligrosos con el fin de satisfacer las
exigencias físicas solicitadas.
Comparamos dos deportistas, uno fumador y otro no, aparentemente ambos presentan una apariencia y un estado físico similar, pero los efectos del tabaco hace que disminuya la resistencia, el rendimiento y el umbral anaeróbico o ventilación pulmonar. Lo que se deduce que el organismo del fumador debe realizar un mayor esfuerzo para alcanzar los mismos objetivos que el deportista que no fuma.
La realidad más común del mito que desmentimos en estas líneas se acerca más a lo siguiente. Los fumadores que practican deporte acaban por abandonar la práctica y su condición física será similar a la de aquellos fumadores que nunca han practicado ejercicio.