Una meta te empuja a avanzar (primera parte)
Se cual sea el camino que escojas ten presente que una meta ayuda a transitarlo con entusiasmo
Alcanzar una meta siempre es emocionante. Seas estudiante, deportista, trabajador o te encante viajar...eso da igual. Las motivaciones son tan personales como personas existan en este y en otros mundos. Cuando caminas siempre aprendes. He soplado más de cincuenta velitas y sigo caminando, afortunadamente. Una de mis caminatas paralelas a las de la vida misma, fue recientemente desde la ciudad de Melide hasta Santiago de Compostela, la capital de Galicia. Pero no fui sola. Me acompañaron tres mujeres tan maravillosas como diferentes entre sí. Otro punto enriquecedor.
Llegamos en coche al punto de partida, previa parada para beber un café en un bar de carretera. Al despedirnos y agradecerle la atención a la camarera, recibimos por respuesta el primer "buen camino". Nuestro destino final estaba a algo más de cincuenta kilómetros. Como no podía ser de otra manera intentamos el primer selfie a cuatro sin dar con el ángulo correcto. Nosotras y la flecha amarilla del camino no entrábamos. En plena lucha con el encuadre, un caminante extranjero se ofreció a ayudarnos. Tras un gracias por el gesto y un click de la cámara, iniciamos la travesía.
Mochila ligera de ropa para pasar las noches, chuvasquero infaltable y una botella de agua fue nuestro equipaje. Bueno, más o menos. Unas más y otras menos. Debo reconocer que llevé un bote enorme de crema hidratante para pies. Por la dudas...Comenzamos a andar, sin prisa por llegar. Al principio íbamos conversando animadamente sobre las cosas cotidianas de unas y otras. Pero a medida que los pasos se sumaron y la naturaleza gallega comenzó a mostrar su esplendor, las palabras sobraron un poco. Esa es la verdad. Momento mágico. Al menos así me lo pareció. Fue el instante en que percibí que cada una de nosotras caminaba consigo misma. Ahí, ahí es donde comienzas a avanzar.... (Continuará - by Sandra Del Zotto)