La refinería de Repsol en A Coruña iniciará hoy, 11 de enero, la parada de 2020 con el cese de la actividad en escala y en distintas fechas de seis unidades de Conversión. El resto de las unidades de la refinería continuarán con su operación habitual.
Esta actuación programada, a la que se destinarán más de 64 millones de euros, concluirá a finales de marzo. Esta cuantía incluye 17 millones de euros para acometer distintas actuaciones de inspección, mantenimiento y mejora en las seis unidades. Incluye intervención en 95 equipos; y 4,7 millones de euros, que se invertirán en 33 actuaciones orientadas a la mejora de la seguridad, la fiabilidad, el medio ambiente y la competitividad de las instalaciones.
Además, terminará el desarrollo de los tres grandes proyectos de reducción de emisiones de CO2 y de mejora medioambiental y de la eficiencia energética. Para ello cuentan con un presupuesto de 43 millones de euros. Con las actuaciones previstas se reducirán las emisiones a la atmósfera y se conseguirá una mejora de la eficiencia energética a través de nuevos equipos y la modificación de los existentes. Todo ello, permitirá un ahorro de combustible y una reducción de las emisiones de más de 18.000 toneladas/año.
Productos de mayor calidad
La unidad de FCC (Craqueo Catalítico Fluido), en la que se harán las principales actuaciones, sirve para transformar gasoil procedente de la destilación atmosférica y de vacío, en productos más ligeros y de mayor calidad para la elaboración final de combustibles. Ello, forma parte de las unidades de Conversión, situadas en Arteixo, que permiten reprocesar fracciones procedentes de destilación de crudo, consiguiendo productos destilados de mayor calidad.
En la parada, además del personal propio, se prevé que lleguen a alcanzarse puntas de 450 profesionales externos trabajando diariamente. En su mayoría pertenecen a las 35 empresas auxiliares que participan en los trabajos, lo que refuerza el compromiso de la refinería como motor económico.
Trabajo con máxima seguridad
El objetivo prioritario de Repsol es que todos los trabajadores realicen los trabajos de inspección, mantenimiento e innovación con la máxima seguridad. Por esta razón, las personas que participan en la parada tienen, obligatoriamente, que poseer unos requisitos de formación en seguridad, que además se refuerzan con formación específica. También se ha creado una coordinación de seguridad formada por personal propio, técnicos y personal de prevención de empresas de servicios que funcionará las 24 horas.
La denominación de parada programada se refiere al hecho de que los distintos trabajos de mantenimiento e inversiones en innovación no se pueden llevar a cabo con las unidades en servicio, razón por la que es necesario detenerlas para poder acometer las labores, que implican una planificación exhaustiva de incluso un año de antelación.
Una parada conlleva distintas etapas: proceso de parada de la unidad, que puede llevar varios días; ejecución de trabajos con revisión programada y finalmente, puesta en marcha nuevamente de las unidades.
Tanto en la fase de parada de las unidades como en la fase final de puesta en marcha, los procedimientos operativos requerirán del envío controlado y puntual a las antorchas de excedentes de elementos gaseosos propios del proceso para su combustión. Por esta razón, en determinados momentos las antorchas podrán tener unas dimensiones mayores de las habituales, una circunstancia normal en estas fases del proceso, que se realizan de forma totalmente controlada y segura.