Galicia suma 24.745 niños con escapes nocturnos: educar a los padres y responsabilizar a los niños y niñas.
La enuresis es la eliminación nocturna, involuntaria y funcionalmente normal de orina que ocurre a una edad en la que cabe esperarse en el niño un control voluntario de la micción.
La enuresis nocturna (mojar la cama o pis en la cama) se produce durante el sueño, sin despertar, después de la edad a la que se alcanza el control vesical (4-6 años). La OMS, además de otras guías de clasificación de enfermedades, la consideran una enfermedad. Por lo tanto, en caso de sufrir estos síntomas, se debe acudir al pediatra.
A quién afecta la enuresis
Esta patología puede afectar a cualquier niño, considerándose enuréticos los que tienen dificultades en el control miccional nocturno al menos una vez al mes (criterio diagnóstico establecido por la OMS y por la Sociedad Internacional de Continencia de los Niños ó ICCS por sus siglas en inglés).
El problema es que los padres lo consideren un problema menor. Si los padres no consultan al pediatra y si en la revisión de 6 años del Programa de Salud Infantil no se pregunta, esta enfermedad puede pasar desapercibida hasta edades muy tardías. Así se convierte en un trastorno infra diagnosticado e infra tratado. A ello hay que añadir la dificultad en la detección de estos niños porque sus padres, probablemente enuréticos en su infancia, no conocen la existencia de tratamiento médico ni lo asocian a un problema pediátrico.
“Hacerse pis en la cama tiene importantes repercusiones en el niño y en su familia al dificultar la inclusión del menor en actividades sociales tales como dormir sin preocupaciones en campamentos de verano o en casa de los amigos”
Dr. Arturo Galbarriatu, Adjunto de Cirugía Pediátrica en la Unidad de Urología Pediátrica del Hospital Universitario de Cruces de Bilbao
Además, apunta el doctor "si la enuresis nocturna no se trata, no siempre se resuelve por sí misma".
Incidencia
Más de 500.000 niños en España sufren enuresis: el 16% de los niños de 5 años, el 10% de los de 6 años y el 7,5% de los de 10 años de edad.
No obstante, al revisar las series de niños en las que consta dicho diagnóstico, el número es menor pues al estar infra diagnosticado e infra tratado, no recibe el manejo y tratamiento adecuado. A partir de los 15 años de edad todavía persistirá el problema en un 1-3% de la población. Las cifras de enuresis se repiten indistintamente del país o la época, sin sufrir alteraciones a lo largo de los años.
Causas
Esta patología (escapes nocturnos) tiene origen orgánico en el 90% de los casos y psicológico en el 10% restante.
En la mayoría de los casos es causada por la producción excesiva de orina nocturna o la capacidad reducida de la vejiga. Una producción incrementada de orina durante la noche (por ausencia de la elevación de ADH que da lugar a una poliuria nocturna) y una función vesical anormal (capacidad vesical reducida, hiperactividad vesical), asociadas a un fracaso en el mecanismo del despertar ante el estímulo vesical, son los factores responsables.
Además, hay otros factores asociados como son la predisposición genética, los factores psicosociales, los factores ambientales y otros factores patológicos: estreñimiento, encopresis, trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) y síndrome de apnea obstructiva del sueño (SAOS).
Se conoce desde hace más de un siglo la evidencia que sugiere el vínculo genético de la enuresis. Investigaciones recientes del primer estudio mundial de asociación del genoma (GWAS en sus siglas inglesas) en la enuresis, indican que es probablemente hereditaria. El riesgo de orinarse en la cama es de 5 a 7 veces mayor entre los niños con un padre que sufrió enuresis de niño y aproximadamente 11 veces mayor si ambos padres mojaron la cama.
Consecuencias de los escapes nocturnos
Esta patología tiene un grave impacto en la autoestima, el bienestar emocional y la actividad diurna del niño, incluido el rendimiento escolar y social; estos niños muchas veces no salen de casa, no van a casa de sus amigos, no duermen con familiares, no acuden a campamentos, porque no quieren que se sepa que se orinan en la cama.
Aclarar que la enuresis no es culpa de nadie. Hay que hablar sobre el problema sin vergüenza o sentimiento de culpa. Tampoco hay que subestimarla ni trivializarla. Lo mejor: consultar con el pediatra o un especialista.