“Había una vez… un circo… que alegraba siempre el corazón…”.
Los payasos de la tele, esos que alegraron el corazón de nuestros hijos. Los que nunca dejaron de ser niños para arrancar risas y carcajadas, sorpresa y admiración, que llenaron de color y alegría nuestra sala de estar donde nuestros niños y sus amiguitos lo pasaban de fábula mientras tomaban su bocadillo de la merienda. Se pusieron como misión en la vida hacer felices a los que les rodean. Gracias Miliki por haberte dedicado a eso, a compartir la alegría de tu corazón, tu sonrisa eterna, por hacernos un poco felices con tus bobadas, tus canciones, tus cuentos. Por hacernos vivir la ilusión.
Feliz y contento
alegras tu entorno.
La flor en la mano
un roto en el hombro.
Sonrisa de barco
corbata de topos.
Nariz de oso panda
y luz en los ojos.
En la mano un guante
y al ojal un tojo
Pantalón muy grande
de un rojo muy rojo.
Querido payaso
del circo tesoro.
Ya no soy un niño
y siempre te añoro.
Lucia Vilches