Si tenemos una silla vacía vivimos un proceso de duelo que se intensifica por Navidad.
Una silla vacía en Navidad, una época en la que la celebración y las reuniones familiares son dos conceptos que van de la mano. Es una época en la que los emociones y los recuerdos se avivan.
De esta manera, si vivimos un proceso de duelo estas emociones se intensifican.
Además el duelo puede provocar reacciones en los diferentes niveles de respuesta del ser humano:
- a nivel emocional (tristeza, rabia, etc.),
- cognitivo (pensamientos obsesivos, rumiaciones, etc.),
- físico (insomnio, cansancio, etc.),
- conductual (aislamiento)
- y espiritual (cuestionamiento de creencias y valores). Los expertos apuntan que entre un 15% y un 20% de las personas que atraviesan un proceso de duelo pueden evolucionar en un duelo complicado.
Pero también se trata de un proceso único e intransferible que cada persona afronta de una manera distinta. Cómo nos colocamos frente a esa silla vacía depende de cada uno.
En Navidad, el dolor por la ausencia de un ser querido está más presente.
En ocasiones, las celebraciones conllevan enfrentarse a una gran contradicción cuando estamos en duelo, “la mayoría de las personas transmiten felicitaciones, con ganas de reunirse y compartir los buenos deseos pero para las personas en duelo suponen momentos de especial aflicción y tristeza”, recuerda Ángel María Pascual, psicólogo clínico, coordinador y responsable asistencial de ADES Psicólogos.
Por eso es lo que los expertos describen como la silla vacía aludiendo a la falta de un ser querido que se sienta alrededor de una mesa en Navidad.
También es lo que los expertos denominan como la silla vacía aludiendo a la falta de un ser querido que se sienta alrededor de una mesa en Navidad.
Por ejemplo, para Marian Carvajal, responsable de Atención Emocional de Albia, “la intensidad con la que se siente la ausencia del ser querido en estas fechas puede llevar a revivir alguna de las fases del proceso de duelo con dureza”. Y señala que las personas lo viven de forma diferente, “algunos integran de manera simbólica al ser querido en la mesa de Navidad haciendo un hueco para el homenaje, sin embargo, otras personas no saben cómo afrontar estas situaciones”.
Recomendaciones de cómo las personas en proceso de duelo, junto con su entorno más cercano, pueden afrontar estos momentos:
- Construir una Navidad diferente. A pesar de que suprimir las celebraciones para tratar de huir de los recuerdos “es natural y humano, no resuelve el dilema”, destaca Pascual, porque el dolor emocional podemos posponerlo pero nunca evitarlo, “siempre acaba emergiendo y con el tiempo incluso cronificarse”.
- Expresar libremente las emociones (tristeza, alegría, llanto, agradecimiento, etc.) es el primer paso para afrontar estas fechas con naturalidad y de una forma sana.
- Preparar las reuniones familiares con antelación. Participar en los preparativos para estar activos, preparar un homenaje a la persona fallecida durante la reunión o dejar espacio para el afecto y agradecimiento.
- Tener presente a los niños que atraviesan un proceso de duelo: que observen que los adultos afrontan la situación y expresan sus emociones sin recriminaciones.
- El entorno más cercano puede ayudar realizando actividades cercanas a ellos como charlas y grupos de apoyo en los que se les oriente sobre cómo pueden afrontar estas fechas.
- Comunicar las necesidades al entorno cercano: que sepan qué es lo que pueden hacer o no para acompañar. “Permitir esta comunicación facilita que nadie tenga que aislarse ni reprimir sus emociones”, apunta Pascual.
- Buscar una manera de recordar, tener presente simbólicamente a nuestro ser querido. Aunque pueda reavivar muchas emociones, puede ser una manera de llevar mejor el resto del tiempo.