Las bacterias son unos organismos
procariotas con un tamaño aproximado entre 0,5 y 5 µm aunque también existen
excepciones de “gigantes microscópicos” como la especie Thiomargaritanamibienses con un tamaño de 750 µm, o para quien no
esté acostumbrado a estas medidas, ¡casi un milímetro de longitud!
Desde siempre asociamos a las
bacterias con connotaciones negativas, como elementos que provocan infecciones
y enfermedades. Cuando se dan estos casos se suelen recetar antibióticos para
combatirlas pero sin embargo, en los últimos años estamos observando que se
está perdiendo la batalla por el mal uso y el abuso que se hace de los mismos.
Existen en la actualidad bacterias que se aprovechan de este uso irracional de
antibióticos haciéndose más fuertes con el paso de sus generaciones por la
aparición de mutantes resistentes. Es el caso de bacterias como (1) Streptococcuspneumoniae causante de
sinusitis, otitis y pneumonía, (2) Enterococcussp.
que forma parte de nuestro cuerpo ya que vive en nuestra flora intestinal pero
puede causar infecciones en el tracto urinario y (3)Escherichiacoli, una de las bacterias más conocidas, forma parte de
nuestra flora intestinal pero aparecen formas resistentes a antibióticos que
pueden causar infecciones importantes.
Las bacterias han sido la causa de
algunas de las peores enfermedades conocidas. Siempre quedará en el recuerdo el
caso de la peste negra, provocada por Yersiniapestis.
Esta bacteria consiguió en el siglo XIV exterminar a unos 50 millones de
personas sólo en Asia, África y Europa donde pereció la cuarta parte de la
población de la época (25 millones de personas). Actualmente aparecen casos
aislados de esta enfermedad en África, la antigua Unión Soviética, América y
Asia.
A pesar de lo terrible que pueda
parecer el encontrarnos con uno de estos asesinos microscópicos de tan mala
fama, la gran mayoría de las bacterias están exentas de patogenicidad o se
encuentran mucho más cerca de lo que muchos se imaginan. La cercanía es tal que
en nuestro cuerpo habitan más bacterias que células lo forman. Muchas de estas
bacterias forman parte de nuestra microbiota natural. Se encuentran sobre
nuestra piel, en nuestra garganta y boca y sobre todo en nuestro intestino. A
pesar de lo que se pueda pensar, resultan imprescindibles, indispensables para
nuestra supervivencia. Nos ayudan en gran medida a procesar los alimentos que
ingerimos y nos protegen de otras bacterias foráneas que pueden ser realmente
patógenas. Son como nuestros guardianes más fieles, algo así como una primera
línea de infantería que nos protege del bombardeo continuo de microorganismos
infecciosos y peligrosos.
Además de proteger nuestro
cuerpo, también existen aplicaciones biotecnológicas donde las bacterias son
usadas en nuestro beneficio. Algunas de ellas son utilizadas para la producción
a escala industrial de muchos de los fármacos que tomamos en nuestro día a día.
Un buen ejemplo de esto es el caso de la insulina, que en un principio se
extraía de páncreas de cerdo. La gran demanda obligó a desarrollar otros
métodos de obtención más rápidos y eficaces. Esto se logró gracias a la
ingeniería genética sobre la bacteria Escherichiacoli,
la cual fue transformada para producir insulina completamente humana a gran
escala. Otro ejemplo de lo que este pequeño mundo nos puede aportar, y aunque
parezca contradictorio, es la obtención de vacunas. Donde los antígenos
responsables de desencadenar la respuesta del sistema inmune frente al patógeno
para el cual se diseña la vacuna, se obtiene gracias a la ingeniería genética
con bacterias.
A pesar de que en ocasiones las bacterias puedan crearnos problemas, lo cierto es que no estaríamos aquí sin ellas. En la evolución de la Tierra desde su creación hace 4.200 millones de años las bacterias han tenido un papel clave. De hecho el acontecimiento natural más importante de la historia de la Tierra es quizás El Gran Evento de Oxigenación (The Great OxygenationEvent GOE). Esto ocurrió hace 2.400 millones de años, donde cianobacterias (bacterias fotosintéticas) comienzan a emitir oxígeno a la atmósfera pudiendo formarse así gracias a la interacción oxígeno-radiación UV la capa de ozono haciendo posible la vida fuera del agua.
Tania VerdíaCoteloBióloga, M. Cs en Biotecnología Sanitaria/
Óscar Ousinde Suárez Biólogo, M. Cs en Biotecnología Sanitaria