"Es importante corregir varios conceptos erróneos al respecto: el dengue no es el mosquito, sino la enfermedad."
El dengue es un arbovirus que se transmite principalmente por medio de mosquitos del género Aedes. Cuando el mosquito se alimenta de la sangre de una persona infectada con el virus, lo adquiere y, después de un periodo de 8 a 12 días, puede transmitirlo a una persona sana a través de su picadura. El contagio de seres humanos a mosquitos puede ocurrir desde dos días antes de que aparezcan los síntomas de la enfermedad y hasta dos días después de que la fiebre desaparezca.
Es importante corregir varios conceptos erróneos al respecto: el dengue no es el mosquito, sino la enfermedad. El hecho de que un Aedes te pique no significa automáticamente que contraerás el virus; para transmitir el dengue, el mosquito tiene que estar infectado.
Esta enfermedad viral está afectando con gran intensidad, especialmente en Argentina y los países vecinos. Según el Boletín Epidemiológico Nacional del Ministerio de Salud argentino, desde finales de julio de 2023 hasta mediados de abril de 2024, se han registrado un total de 333.084 casos de dengue (90% autóctonos, 7% en investigación y 3% importados). De esos casos, 252.566 corresponden al año 2024.
Cifras récord
Hasta ahora, la incidencia acumulada para esta temporada es de 573 casos por cada 100.000 habitantes, cifras muy altas en comparación con los datos habituales del país. Esta situación representa un desafío considerable para la salud pública y está en línea con lo que ocurre en la región. Según la Organización Panamericana de la Salud, el año 2023 registró la mayor cantidad de casos de dengue en la historia de América, con más de 4,1 millones de nuevos contagios.
En 2024, la situación se ha agravado y, durante los tres primeros meses, se notificaron un total de 4.257.154 casos sospechosos, lo que representa un incremento del 304% en comparación con el mismo periodo de 2023 y un aumento del 495% respecto al promedio de los últimos cinco años. Los países más afectados incluyen Paraguay y Brasil, además de Argentina, como ya hemos mencionado. Por ejemplo, la tierra de la samba ya ha reportado más de 1,5 millones de infecciones y 278 muertes en lo que va de 2024.
Cuatro tipos de virus, dos mosquitos
El dengue es causado por la infección con cualquiera de los cuatro serotipos del virus del dengue, que van del DENV-1 al DENV-4. La infección por un serotipo específico otorga inmunidad prolongada contra ese mismo serotipo, pero la protección cruzada contra otros serotipos dura solo unos meses. Además, cuando alguien se ve afectado por dos serotipos distintos existe riesgo de desarrollar el cuadro denominado ‘dengue hemorrágico’, que es el más grave.
Los principales transmisores de la enfermedad son los mosquitos hembra de las especies Aedes aegypti (conocido como el mosquito del dengue) y, en menor medida, Aedes albopictus (el mosquito tigre asiático). Aunque, el mosquito más frecuente en medios urbanos es Aedes albopictus, por lo que se ha convertido en un vector importante, desarrollando un ciclo urbano.
Aunque la mayoría de las infecciones están asociadas con Aedes aegypti, el rango de Aedes albopictus está en constante expansión. Este último tolera mejor el clima frío y es más agresivo, aunque se alimenta con menor frecuencia. Ambos tienden a habitar en interiores y están activos durante el día.
Hay que tener en cuenta que la picadura del mosquito no es la única forma de contraer dicho arbovirus, sino que también se ha registrado transmisión perinatal, en transfusiones de sangre, a través de la leche materna y mediante trasplantes de órganos.
El dengue conquista nuevos territorios
En la actualidad, el dengue está presente en decenas de países y afecta a más de 100 millones de personas cada año, causando unas 25.000 muertes. Sin embargo, algunos modelos estiman que el número real de infecciones llega a 390 millones al año, de las cuales 96 millones presentan síntomas clínicos.
La incidencia mundial se ha multiplicado por ocho en los últimos 20 años y continúa aumentando, impulsada por el cambio climático y la urbanización. Los datos apuntan a que, hoy en día, 3.900 millones de personas corren el riesgo de infectarse con el virus, pero algunas previsiones calculan que en 2080 más de 6.000 millones estarán en riesgo de contraer esta afección.
La distribución del dengue y otros arbovirus ha cambiado en las últimas décadas, con la expansión de las áreas de transmisión hacia regiones de mayor latitud y altitud. En los últimos años, la incidencia de la enfermedad ha aumentado considerablemente en las áreas tropicales y subtropicales, y ha surgido en lugares donde no se había observado antes, como Afganistán, Chad y partes del sur de Europa.
Circunstancias propicias para los mosquitos
Distintos estudios y reportes indican que gran parte de este incremento se atribuye a una combinación del crecimiento poblacional, la expansión urbana desordenada y mal planificada, las deficiencias en saneamiento, la falta de conocimiento sobre la enfermedad, el aumento de los viajes, y, sobre todo, el cambio climático.
La construcción descontrolada, que carece de las infraestructuras y servicios necesarios para el crecimiento de ciudades o asentamientos humanos, es un factor socioambiental significativo que contribuye al dengue. Por ejemplo, en Brasil se ha observado una reciente expansión del área de transmisión hacia el sur y el centro del país.
Además, debemos considerar el aumento de eventos climáticos extremos, como sequías e inundaciones, y la expansión de la frontera económica hacia la Amazonia, mediante la construcción de carreteras y la degradación de bosques vírgenes.
¿Están bajando los casos de dengue?
El brote de dengue en Argentina registra, hasta el momento, 333.084 afectados y 238 fallecidos. Estos datos se consignaron, de acuerdo con el Ministerio de Salud, entre fines de julio de 2023 y mediados de abril de 2024. Con estas cifras, esta temporada es récord debido a la cantidad de contagios y muertos. Solo por hacer un paralelismo, superó los números de la medición del año pasado, con 130 mil casos notificados y 65 decesos entre julio de 2022 y el mismo mes de 2023. Sin embargo, el Boletín Epidemiológico más reciente indica que desde la semana 13 de 2024 (finales de marzo) se ha observado una tendencia de disminución en los casos de dengue, sugiriendo que el brote podría estar empezando a ceder.
Esto podría atribuirse a varios factores. Una de las razones señaladas es el cambio en las condiciones climáticas, ya que las temperaturas más bajas y el descenso en la humedad reducen la actividad del Aedes aegypti. Además, el período de incubación extrínseco del mosquito se alarga cuando las temperaturas son más frías, lo que reduce la probabilidad de transmisión del virus.
Aún así, las autoridades instan a ser cautelosos con estas tendencias, ya que la temporada de dengue no termina hasta la semana 30 de 2024, por lo que aún quedan 15 semanas en las que podrían presentarse nuevos casos. Además, el efecto del Fenómeno del Niño, que puede generar cambios climáticos impredecibles y mayor precipitación, podría extender el período de riesgo. También se debe tener en cuenta que la notificación de casos tiene cierto retraso, por lo que los datos actuales podrían no reflejar completamente la situación.
Otro aspecto importante para considerar en la disminución de casos es la alta transmisión previa, que reduce el número de personas susceptibles, junto con los cambios meteorológicos del otoño incipiente, que desfavorecen la actividad del mosquito. A pesar de este descenso, las autoridades advierten que el riesgo de transmisión puede regresar con temperaturas más cálidas y recuerdan la importancia de seguir las medidas preventivas, ya que los huevos del mosquito pueden permanecer vivos hasta un año, esperando condiciones ambientales favorables para eclosionar.
Las secuelas del dengue
La infección por el virus del dengue puede presentar un amplio abanico de manifestaciones clínicas, desde un síndrome gripal leve, conocido como fiebre del dengue, hasta el síndrome de dengue grave, que puede ser mortal. Los síntomas de esta enfermedad incluyen fiebre, náuseas, vómitos, erupciones cutáneas, dolores y molestias. En los casos graves, puede producirse hemorragias severas y shock. Si no se trata adecuadamente, la mortalidad puede alcanzar el 20%.
En algunos lugares, la enfermedad también es conocida como fiebre rompehuesos debido a la intensidad de los espasmos musculares y el dolor articular, y como fiebre dandy o fiebre de siete días por la duración típica de los síntomas. El riesgo de infección por mosquitos se asocia positivamente con una alta carga viral y fiebre alta en el paciente.
Cuáles son las fases del dengue
Cuando una persona tiene dengue atraviesa varias fases. La primera es la febril, donde la persona experimenta fiebre repentina, enrojecimiento de la piel, dolores de cabeza, musculares y articulares, además de malestar general. Estos síntomas suelen aparecer de forma abrupta y pueden durar varios días.
Luego, se entra en la fase crítica. Aquí, la fiebre desciende, pero algunos pacientes desarrollan signos de alarma que pueden llevar al dengue grave, como sangrados, dolor abdominal intenso o dificultad para respirar. Si estos síntomas no aparecen, se inicia la fase de recuperación, donde el bienestar del paciente mejora. Aquí, es fundamental observar la ausencia de fiebre alta por al menos 48 horas y la mejora del estado clínico para considerar el alta clínica, la cual debe ser sin el uso de medicamentos para reducir la fiebre.
Una vez que el paciente ya no presenta viremia, es decir, ya no puede transmitir el virus si un mosquito lo pica, se puede otorgar el alta epidemiológica. Sin embargo, incluso después del alta, algunas personas pueden sufrir secuelas prolongadas, como fatiga, dolor de cabeza y dolor en las articulaciones. Estas molestias no son constantes y suelen estar relacionadas con actividades físicas o mentales intensas.
El dengue, en algunos casos, puede causar complicaciones graves, aunque poco frecuentes. Entre las complicaciones neurológicas se encuentran encefalitis, epilepsia y Guillain-Barre. A nivel cardiovascular, puede producir miocarditis, arritmias o insuficiencia cardíaca. Estas complicaciones suelen ser temporales, pero pueden ser graves y llevar a la muerte en algunos casos. La incidencia de estas complicaciones es baja, ocurriendo en aproximadamente el 2% de los casos, pero es importante reconocer las señales para prevenir resultados fatales.
Cómo evitar que se reproduzca
Respecto a las medidas a tener en cuenta, la eliminación de los criaderos de mosquitos se lleva a cabo tanto en hogares como en espacios públicos. Para lograrlo, es necesario deshacerse de recipientes que acumulen agua y limpiarlos con frecuencia, incluso si son pequeños, tanto dentro como fuera de las viviendas.
Además, es necesario cubrir con tela mosquitera los grandes contenedores como tambores o tanques elevados, y limpiar las canaletas. Se recomienda cepillar los bebederos y cambiar el agua a diario. Las piscinas deben mantenerse con cloro y, cuando no se usen, cubrirse. La participación de toda la comunidad y la consistencia en estas tareas son esenciales. En las áreas donde hay transmisión activa de dengue, se recomienda eliminar mosquitos adultos usando insecticidas para detener la propagación.
Esta medida requiere personal capacitado para garantizar la eficacia de las acciones y prevenir el desarrollo de resistencia. Además, se recomienda el uso de repelentes, siguiendo las indicaciones del fabricante, como una medida de protección individual constante.
Dr. Jacobo Torres, responsable en enfermedades infecciosas en Clínica Elgeadi