Desperté temblando. Además estaba mojado y olía mal. Me acordé del pis que me hacía cuando era pequeño. Ahora no soy mayor, pero tu edad biológica marca que los demás te vean mayor o no. Por ejemplo, si te lo haces todos piensan que eres pequeño, pero si tiene más de 8 o 10 y sigues haciéndotelo por las noches, eso es que eres mayor y ya no está bien visto.
Yo creo que el pis no tiene nada que ver con la edad, sino con los sueños.
A veces sueño que mi padre viene a verme, aunque nunca lo he visto. O sueño que mi madre me quiere tanto que se levanta cada día a las 8 para hacerme el desayuno. O que el próximo curso, durante cada reunión de padres, alguien está sentado en mi mesa de clase.
Menos mal que existe internet y puedo buscar lo que quiera. He visto que hacerse pis es un problema. Pero mi problema no es eso sino lo que hace que me haga pis. No hay mucha gente que quiera escuchar mis problemas. Tampoco gente a quien quiera contárselos porque enseguida no paran de preguntarme por qué me hago pis.
Yo lo sé y no lo sé, pero ojalá esto se pase solo porque cada vez me siento peor cuando pasa. ¿Y si dejan de quererme? Yo sólo quiero que me quieran como soy. Me encantaría estar en una isla yo sólo. Viendo pasar las nueves. Escuchando el viento. Sintiendo el calor de la brisa. Sintiendo el susurro de las olas del mar.
Pero cuando se hace de noche todo se vuelve tenebroso. Y aparece el miedo, ese miedo que huele mal, que está tibio y que no sé cómo controlar. Espero que mañana no vuelva a ganar el pis.