Uno de los inconvenientes más comunes y temidos por los bañistas en las playas son las picaduras de medusas.
“Las medusas no son peligrosas en sí mismas porque su ataque nunca es activo”, aclara Juan Diego López Arquillo, buzo científico e investigador de la Universidad Europea de Canarias. “Hablando con rigor, ni pican ni muerden, aunque sí poseen unos cnidocitos o células urticantes que contienen unas pequeñas estructuras llamadas nematocistos y con forma de un pequeño arpón, que inyectan toxinas en la piel de cualquier organismo que entre en contacto con sus tentáculos. Las reacciones que esas toxinas pueden causar en el ser humano van desde una leve irritación de apenas unos minutos hasta un dolor severo que puede durar varias horas. E incluso llegan a ser mortales en casos extremos de hipersensibilidad”.
La Chironex fleckeri o avispa de mar, que vive en parte del Índico y en las costas australianas, pueden causar síntomas graves: dolor intenso o muy intenso, aumento de la tensión arterial, náuseas, vómitos y en casos muy puntuales, parálisis y fallecimiento. Pero afortunadamente, no es una especie de medusa común. La Cotylorhiza tuberculata, que tiene forma de huevo frito, o la Rhyzostoma pulmo, también conocida como aguamala o aguaviva, suelen ser bastante más grandes, aunque presentan una capacidad urticante muy inferior.
“En caso de que nos pique una medusa este verano, si se produjeran síntomas sistémicos como dificultad para respirar, dolor en el pecho o una reacción alérgica severa, habría que buscar atención médica inmediata”, alerta el profesor López Arquillo. Y añade que, si afortunadamente no fuera así, “se debe evitar frotar la zona afectada y si hubiera tentáculos u otras estructuras fijadas en la piel, conviene retirarlos con unas pinzas o rascar suavemente con movimientos en vertical ayudándose de una tarjeta de crédito o similar. Es muy importante no enjuagar con agua dulce porque eso puede provocar que más células urticantes liberen su efecto, empeorando las molestias. Los supuestos remedios caseros como el vinagre o el agua caliente no siempre son recomendables por posibles reacciones adversas si no se han probado antes”.